Es imposible hacer una buena película sin una cámara que sea como un ojo en el corazón de un poeta.
Esos pliegues de tu vestido, esas líneas de tus caderas, esos latidos del corazón...
Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón.
Existe un solo procedimiento para ser feliz merced al corazón, y es no tenerlo.
Guardarme de la violencia, ya se exprese mediante la lengua, el puño o el corazón.
Hay que mantener sujeto el corazón; pues cuando se lo suelta no se tarda en perder la cabeza.