Los hombres viven del olvido; las mujeres, de recuerdos.
Los hombres y las mujeres a veces descubren que es difícil encontrar a la pareja deseable para el matrimonio. Puede ser cierto. Pero hay otro componente en la situación: no es suficiente encontrar a la persona adecuada, nosotros debemos ser la persona adecuada.
Los hombres y las mujeres se mezclan tan bien como el aceite y el agua. Por eso hay que estar agitándolos constantemente.
Los mejores amigos de las mujeres son los diamantes.
Los reyes quieren ser absolutos; los nobles quieren ser independientes; los pueblos quieren ser felices.
Los solteros saben más acerca de las mujeres que los casados; si no fuese así, ellos también lo estarían.
Los vestidos de las mujeres no son mas que variaciones de la eterna lucha entre el deseo confesado de vestirse y el inconfesado de desnudarse.
Más hermosa que todas las mujeres posibles (y esto basta para definirla).
Me gusta contemplar a los hombres geniales y escuchar a las mujeres hermosas.
Me pregunto a veces si los hombres y las mujeres realmente se satisfacen. Quizás deban vivir separados y visitarce.
Mi opinión sintética de las mujeres es que con ellas es preciso atreverse a todo.
Mujeres. . . Y si habitaran la luna, habría más astronautas que arenas en el mar.
No hables mal de las mujeres: la más humilde, te digo que es digna de estimación, porque, al fin, de ellas nacimos.
No importa que las mujeres nos fastidien; lo que no soportamos es que nos fastidie siempre la misma.
No podemos tener una revolución que no involucre y libere a las mujeres.
No se comprende como las mujeres no triunfan todas, no teniendo en casa, como no tienen, a ninguna mujer que se lo impida.
Nunca son tan fuertes las mujeres como cuando se arman de la propia debilidad.
Para las mujeres el mejor afrodisiaco son las palabras, el punto g está en los oídos, el que busque más abajo está perdiendo el tiempo.
Para los hombres, aceptar es dar; para las mujeres, dar es recibir.
Para tener éxito con las mujeres debe tratarse a las sirvientas como duquesas y a las duquesas como sirvientas.
Por lo general las mujeres de ensueño son una ilusión óptica.
Puedo estar sola fregar platos leer libros construir frases escuchar y ser feliz sin mala conciencia.
Qué cosa terrible es la caridad a la que las mujeres pueden llegar. Se ve todo el tiempo... amor dado a absolutos tontos. El amor es el pabellón de la caridad.
Quien no dice mal de las mujeres, ciertamente no las ama: porque la manera más profunda de sentir alguna cosa está en sufrirla.
Rara vez se equivoca quien piensa de las mujeres lo peor que puede.