Las mujeres comunes saben más de hombres que las mujeres hermosas. Pero las mujeres hermosas no necesitan saber de hombres, son los hombres los que tienen que saber de mujeres hermosas.
Las mujeres con pasado y los hombres con futuro son las personas más interesantes.
Las mujeres cuanto mas masa tengan, mas atractivas son.
Las mujeres demasiado bellas sorprenden menos el segundo día.
Las mujeres desconfían demasiado de los hombres en general y muy poco en particular.
Las mujeres donde están sobran, y donde no están faltan.
Las mujeres feas son celosas de sus maridos. Las bonitas no tiene tiempo, ¡están siempre tan ocupadas en estar celosas de los maridos de los demás. . . !.
Las mujeres han servido durante todo este siglo como espejos que poseyeran el poder de reflejar la figura del hombre a un tamaño doble del natural.
Las mujeres han sido hechas para ser amadas, no para ser comprendidas.
Las mujeres llaman arrepentimiento al recuerdo de sus faltas; pero, sobre todo, al sentimiento de no poder cometerlas de nuevo.
Las mujeres lo negaran o lo aceptaran, pero lo que siempre quieren es que se lo pidamos.
Las mujeres necesitamos la belleza para que los hombres nos amen, y la estupidez para que nosotras amemos a los hombres.
Las mujeres necias siguen la moda, las pretenciosas la exageran; pero las mujeres de buen gusto pactan con ella.
Las mujeres no advierten lo que hacemos por ellas; no notan sino lo que dejamos de hacer.
Las mujeres no llevan lo que les gusta. Les gusta lo que llevan.
Las mujeres no miden jamás los sacrificios; ni los suyos, ni los de los demás.
Las mujeres no necesitan estudiar a los hombres, porque los adivinan.
Las mujeres no notan sino lo que dejamos de hacer.
Las mujeres no simpatizan entre sí por los mismos motivos que agradan a los hombres.
Las mujeres no son más que órganos genitales articulados y dotados de la facultad de gastar todo el dinero del hombre.
Las mujeres no son otra cosa que máquinas de producir hijos.
Las mujeres prefieren a los hombres silenciosos. Piensan que las están escuchando.
Las mujeres son como las corbatas: de lejos son bonitas e inofensivas, pero terminan ahorcando al hombre.
Las mujeres son como las veletas: sólo se quedan quietas cuando se oxidan.
Las mujeres son como los caballos: hay que hablarles antes de ponerles las bridas.