Te regalo un otoño, un día entre abril y junio, un rayo de ilusiones, un corazón al desnudo.
Alguna vez en la vida volveré por esa senda, haciendo el mismo camino entre tu rancho y la acequia.
Aquel que lleva en el corazón una visión maravillosa, un ideal noble, algún día lo realizará.
Aquello que sale del corazón, lleva el matiz y el calor de su lugar de origen.