Por fiel que uno quiera ser, nunca deja de traicionar la singularidad del otro a quien se dirige.
Prefiero dibujar a hablar. Dibujar es más rápido, y deja menos espacio para la mentira.
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Se dice que el tiempo es un gran maestro; lo malo es que va matando a sus discípulos.
Siempre hay un momento en la infancia en el que se abre una puerta y deja entrar al futuro.