Donde entra la ventura, la envidia le pone asedio y la combate. Cuándo nos abandona, nos deja el dolor y el arrepentimiento.
El ajedrez detiene a su maestro dentro de sus propios vínculos, encadenando la mente y el cerebro, por lo que la libertad interior del más fuerte debe sufrir.
El amor nunca deja de ser....
El aprendizaje es un regalo. Incluso cuando el dolor es tu maestro.
El bote se aleja y forma un camino blanco. Mi dolor y su huella.
El cerebro es un órgano maravilloso. Comienza a trabajar nada más levantarnos y no deja de funcionar hasta entrar en la oficina.
El conocimiento deja de ser el espejo mental del Universo para convertirse en un simple instrumento para manipular la materia.
El dolor, cuando no se convierte en verdugo, es un gran maestro.
El ejercicio hace maestro al novicio.
El hábito es el maestro más eficaz.
El libro gobierna a los hombres y es el maestro del porvenir.
El maestro aprende de sus alumnos, el auditorio estímula al actor, el paciente cura a su psicoanalista, siempre y cuando no se traten como objetos,sino que estén relacionados entre sí en forma genuina y productiva.
El maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío.
El mal de la calumnia es semejante a la mancha de aceite: deja siempre huellas.
El mejor maestro echa un borrón.
El mejor maestro se sienta en tu silla.
El noble en la práctica se deja guiar por los «li» (costumbres).
El pasado debe ser maestro del futuro.
El perro del hortelano, que no come las berzas ni las deja comer a su amo.
El pobre se arruina en el momento en que deja de ser sobrio.
El principal maestro de los hombres en las acciones de la vida es el infortunio.
El que come y deja, dos veces pone la mesa.
El que de la ira se deja vencer, se expone a perder.
El que en un arte ha llegado a maestro puede prescindir de las reglas.
El que la Biblia no tenga ni huella de humor es uno de los hechos más extraordinarios de la literatura.