Acepto todo lo que hubo. Nunca busqué mejor suerte. ¡Acaso hay algo mejor que haber amado!.
Afortunado el hombre que se ríe de sí mismo, ya que nunca le faltará motivo de diversión.
Ahora cuesta más entretener a un niño, que lo que alguna vez costó educar a sus padres.
Al amor, como a una cerámica, cuando se rompe, aunque se reconstruya, se le conocen las cicatrices.
Al brillar un relámpago nacemos y aún dura su fulgor cuando morimos; tan corto es el vivir.
Al principio de las catástrofes, y cuando han terminado, se hace siempre algo de retórica.
Al que tiene mujer hermosa, o castillo en frontera, o viña en carretera, nunca le falta guerra.
Algo habrá de malo en la riqueza cuando a todo el mundo le da vergüenza confesar que la tiene.