No es dichoso aquél a quien la fortuna no puede dar más, sino aquel a quien no puede quitar nada.
No fue más que un poco de miel pero calentó mi cuerpo y en mi alma brilla aún como un gran sol.
No hace falta defender siempre la misma opinión porque nadie puede impedir volverse más sabio.
No puede conseguirse ningún progreso verdadero con el ideal de facilitar las cosas.