Las armas son instrumentos para matar y los Gobiernos permiten que la gente las fabrique y las compre, sabiendo perfectamente que un revólver no puede usarse en modo alguno más que para matar a alguien.
Las bibliotecas son como las boticas: hay muchos venenos y pocos remedios.
Las bromas son como la sal: se deben usar con gran precaución.
Las cartas son como paquetes que contienen sorpresas.
Las conferencias deben ser como las faldas de las mujeres: suficientemente largas para contener algo y suficientemente cortas para despertar el interés.
Las convicciones políticas son como la virginidad: una vez perdidas, no vuelven a recobrarse.
Las copas sin vino son pesadas, son arcilla como las vasijas de barro, mas al llenarlas de vino se hacen leves lo mismo que los cuerpos con las almas.
Las cosas empiezan como esperanzas y terminan como costumbres.
Las cosas más valiosas son baratas, como el pan o el agua, o son gratis; como el aire, la sonrisa y el amor.
Las dificultades también pasan como todo pasa, sin dificultad.
Las disputas de la izquierda argentina son como los perros de los mataderos: se pelean por las achuras, mientras el abastecedor se lleva la vaca.
Las diversiones publicas son beneficiosas porque apartan a la gente del vicio.
Las empresas son, simplemente, tan totalitarias como el bolchevismo o el fascismo. Poseen las mismas raíces intelectuales de principios del siglo XX. Por ello, al igual que otras formas de totalitarismo tuvieron que desaparecer, igual tiene que ocurrir con las tiranías privadas. Tienen que ser puestas bajo control público.
Las grandes decisiones de la vida humana tienen como regla general mucho más que ver con los instintos y otros misteriosos factores inconscientes que con la voluntad consciente y bien el sentido de razonabilidad.
Las grandes naciones han actuado siempre como gánsteres, y las pequeñas como prostitutas.
Las horas caen de minuto en minuto, como la sangre que quiere hablar.
Las ideas audaces son como las piezas del ajedrez que avanzan hacia delante. Ellas pueden ser vencidas, pero también pueden iniciar una partida victoriosa.
Las ideas se encienden unas con otras como las chispas eléctricas.
Las ideas son como las mujeres, alimentar diez cuesta menos que vestir una.
Las ideas son como las pulgas, saltan de unos a otros pero no pican a todos.
Las lenguas de los que critican son como las patas de las moscas, aterrizan en cualquier cosa que encuentran.
Las leyes son como las telas de araña, a través de las cuales pasan libremente las moscas grandes y quedan enredadas las pequeñas.
Las leyes, como las casas, se apoyan unas en otras.
Las matemáticas pueden ser definidas como aquel tema del cual no sabemos nunca lo que decimos ni si lo que decimos es verdadero.
Las mentes son como las flores, sólo se abren cuando es el momento adecuado.