Las mejores palabras son aquellas que encierran un profundo significado y, al mismo tiempo, resultan comprensibles para todo el mundo.
Las mujeres feas son celosas de sus maridos. Las bonitas no tiene tiempo, ¡están siempre tan ocupadas en estar celosas de los maridos de los demás. . . !.
Las mujeres han servido durante todo este siglo como espejos que poseyeran el poder de reflejar la figura del hombre a un tamaño doble del natural.
Las mujeres llaman arrepentimiento al recuerdo de sus faltas; pero, sobre todo, al sentimiento de no poder cometerlas de nuevo.
Las mujeres no son más que órganos genitales articulados y dotados de la facultad de gastar todo el dinero del hombre.
Las mujeres son extremadas en todo: o son mejores o son peores que los hombres.
Las mujeres son muy útiles, sobre todo por la noche y, con frecuencia, durante el día.
Las palabras es todo lo que tenemos.
Las palabras se las lleva el viento.
Las pasiones son como los vientos, que son necesarios para dar movimiento a todo, aunque a menudo sean causa de huracanes.
Las pequeñeces no son lo eterno, y lo demás, todo lo demás, lo breve, lo muy breve.
Las pirámides son el mejor ejemplo de que, en cualquier tiempo y lugar, los obreros tienden a trabajar menos.
Las preocupaciones se pierden con el tiempo.
Le vamos robando trocitos al tiempo y así comprendemos lo mucho que vale un momento.
Libéranos de todos esos conceptos malditos, de esa manía de tener que explicarlo todo.
Llamamos destino a todo cuanto limita nuestro poder.
Llegué siempre tarde y me sigo nutriendo de urgente futuro de tiempo inexplorado de riesgos y esperas como si fuera cierto que renacieran los días.
Lleva siempre tu camino y no mires nunca el de tu vecino.
Llevadero sería todo trabajo, si no lo acrecentase la opinión de las gentes.
Llevé la fotografía como un pato al agua. Nunca deseé hacer todo lo demás. El entusiasmo sobre el tema es el voltaje que me empuja sobre la montaña de la servidumbre necesaria para producir la fotografía final.
Llevo tiempo buscándote, en mi alma y mi piel, llevo tiempo soñándote, no te quiero perder.
Lo bonito de la profesión de actor es que no existe ningún orden en el tiempo o la edad.
Lo más fuerte es la necesidad, porque domina todo.
Lo más grande es el espacio, porque lo encierra todo.
Lo mejor que dos amantes pueden llegar a ser el uno para el otro con el paso del tiempo: sucedáneos de sus sueños o símbolos de sus anhelos.