El hombre habla de todo y habla de todo como si el conocimiento de todo estuviese todo en él.
El hombre va como los peones: de casilla en casilla sin poder atrapar a la dama.
El matrimonio es algo así como armar un edificio de juguete sin manual de instrucciones.
El matrimonio es como la vida real; un campo de batalla y no un lecho de rosas.
El matrimonio está como un cacahuete, hay que romper la cáscara para ver lo que hay dentro.