La mujer adora al hombre igual que el creyente adora a Dios; pidiéndole todos los días algo.
La mujer es como una buena taza de café: la primera vez que se toma, no deja dormir.
La mujer es un vulgar animal del que el hombre se ha formado un ideal demasiado bello.
La mujer que hace un mérito de su belleza, declara por sí misma que no tiene otro mayor.
La mujer tiene un solo camino para superar en méritos al hombre: ser cada día más mujer.
La mujer y el libro que han de influir en una vida, llegan a las manos sin buscarlos.
La música debe hacer saltar fuego en el corazón del hombre, y lágrimas de los ojos de la mujer.
Las mejores cartas de amor de una mujer son siempre las escritas al hombre que está traicionando.