Para la mayoría de los hombres, la experiencia es como las luces de popa de un barco: Iluminan sólo el camino que queda a sus espaldas.
Para la mayoría de nosotros la verdadera vida es la vida que no llevamos.
Para las personas creyentes, Dios esta al principio. Para los científicos está el final de todas sus reflexiones.
Para llegar a aborrecer a los conquistadores, habría que saber todos los males que causan; habría que ser testigo de la indiferencia con la que se les sacrifican las más inofensivas criaturas en algún rincón del globo en el que ellos jamás han puesto los pies.
Para llegar a la verdad, el alemán suma, el francés resta, y el inglés cambia de tema.
Para llegar a los grados superiores del poder, abandonar sus grados inferiores.
Para llegar a ser sabio, es preciso querer experimentar ciertas vivencias, es decir, meterse en sus fauces. Eso es, ciertamente, muy peligroso; más de un sabio ha sido devorado al hacerlo.
Para llevar a cabo grandes empresas hay que vivir convencidos, no de que somos longevos, sino inmortales.
Para lograr el éxito, mantenga un aspecto bronceado, viva en un edificio elegante, aunque sea en el sótano, déjese ver en los restaurantes de moda, aunque sólo se tome una copa, y si pide prestado, pida mucho.
Para lograr todo el valor de una alegría has de tener con quien repetirla.
Para los hombres de coraje se han hecho las empresas.
Para los hombres, aceptar es dar; para las mujeres, dar es recibir.
Para los que no tenemos creencias, la democracia es nuestra religión.
Para los que no tenemos religión, nuestro Dios es el trabajo.
Para los vanidosos todos los demás hombres son admiradores.
Para mayores desgracias guarda la fortuna a quien favorece.
Para mejorar nuestro conocimiento debemos aprender menos y contemplar más.
Para mí la patria, no será nunca triunfo, sino agonía y deber.
Para mí, cada hora del día y la noche, es un indescriptible y perfecto milagro.
Para mí, Cristo es el pueblo.
Para mi, el cine son cuatrocientas butacas que llenar.
Para mí, el premio es estar nominado para los Oscar en categorías de las llamadas importantes. Es insólito, es histórico, con lo cual siento una enorme emoción que quiero compartir con todo el mundo. Después, lo de marzo... pues será.
Para mi, la mujer ideal es aquella con la que puedo llorar.
Para millones y millones de seres humanos el verdadero infierno es la Tierra.
Para no ser los esclavos martirizados del tiempo, embriagaos, ¡embriagaros sin cesar! con vino, poesía o virtud, a vuestra guisa.