Las frases no son para analizarlas, si no para aplicarlas en la vida.
Las fuerzas que se asocian para el bien no se suman, se multiplican.
Las guerras se hacen para producir deudas.
Las honestas palabras nos dan un claro indicio de la honestidad del que las pronuncia o las escribe.
Las ideas envejecen más pronto que las palabras.
Las ideas solo son exóticas, para el que no tiene ideas.
Las lágrimas más amargas que se derramarán sobre nuestra tumba serán las de las palabras no dichas y las de las obras inacabadas.
Las lágrimas son inútiles, a menos que esté el marido presente para verlas derramar.
Las lecturas que se hacen para saber no son, en realidad, lecturas. Las buenas, las fecundas, las placenteras son las que se hacen sin pensar que vamos a instruirnos.
Las leyes se han hecho para el bien de los ciudadanos.
Las luces están dispuestas para iluminarnos desde el pasado.
Las matemáticas se escriben para los matemáticos.
Las matemáticas son una gimnasia del espíritu y una preparación para la filósofia.
Las mejores palabras son aquellas que encierran un profundo significado y, al mismo tiempo, resultan comprensibles para todo el mundo.
Las miradas que ya al conocer se hablan entre sí en la distancia, no hacen falta palabras...qué más da!, si ya interpretamos lo que claman.
Las mujeres han sido hechas para ser amadas, no para ser comprendidas.
Las mujeres necesitamos la belleza para que los hombres nos amen, y la estupidez para que nosotras amemos a los hombres.
Las palabras antiguas son las mejores, y las breves, las mejores de todas.
Las palabras ásperas hieren más de una flecha envenenada.
Las palabras de aliento después de la censura son como el sol tras el aguacero.
Las palabras de oro van a menudo seguidas de actos de plomo.
Las palabras de un hombre muerto se modifican en las entrañas de los vivientes.
Las palabras deshonran cuando no llevan detrás un corazón limpio y entero.
Las palabras deshonran cuando no llevan detrás un corazón limpio y entero. Las palabras están de más, cuando no fundan, cuando no esclarecen, cuando no atraen, cuando no añaden.
Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes.