La paciencia es una virtud calumniada, quizá porque es la más difícil de poner en práctica.
La tolerancia y la paciencia son mucho más profundas y efectivas que la mera indiferencia.
Lo más triste es que la única cosa que se puede hacer durante ocho horas al día es trabajar.
Mejor es la esperanza; pues produce paciencia, arma fuerte contra la decepción temprana.
Nada resulta más atractivo en un hombre que su cortesía, su paciencia y su tolerancia.
No te apartes de mí, ven cada día a hacerme triste, a hacerme hombre, hijo tuyo... Visítame.