Siempre tendremos razones para estar enfadados, pero esas razones, rara vez serán buenas.
Sin duda es mejor un amor prudente; pero es preferible amar locamente a carecer de todo amor.
Sin una confianza humilde pero razonable en tus propias fuerzas, no puedes ser exitoso o feliz.
Solemos perdonar a los que nos aburren, pero no perdonamos a los que aburrimos.
Son necesarios cuarenta músculos para arrugar una frente, pero sólo quince para sonreír.
Su imaginación se parecía a las alas de un avestruz. Le permitían correr, pero no volar.