Las lágrimas derramadas son amargas, pero más amargas son las que no se derraman.
Las mujeres son un sexo decorativo. Nunca tienen, nada que decir, pero lo dicen deliciosamente.
Las pasiones alteran momentáneamente la índole de los hombres, pero no la destruyen.
Le puedes poner una pistola cargada en la cabeza, pero si ella no quiere sexo, no lo tendrás.