Si una madre publicara los silencios que ha guardado, se volverían santos los hijos al escucharlos.
Son precisamente nuestros límites humanos los que nos unen, los que nos hacen fraternos.
Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos.
Vive de tal manera que, cuando tus hijos piensen en justicia, cariño e integridad, piensen en ti.