Lo que no me mata, me fortalece.
Lo que percibe el sentido y conoce el espíritu nunca tiene su fin en si mismo. Sin embargo, el sentido y el espíritu quisieran hacerte creer que son el fin de todas las cosas; tal es su soberbia.
Lo que se hace por amor acontece siempre mas allá del bien y del mal.
Locura le llamó a esto; la excepción se convertiría para él en la regla.
Los alemanes inventaron la pólvora -¡todos mis respetos por ello! Pero volvieron a compensado- inventaron la prensa.
Los grandes intelectos son escépticos.
Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos.
Los que mas han amado hasta ahora al ser humano le han hecho siempre el máximo daño: han exigido de él lo imposible, como todos los amantes.
Los remordimientos llevan al hombre a morder.
Mas precisamente para el héroe lo bello es lo más difícil. Inaccesible es la belleza a todas las voluntades impetuosas.
Mas todos los poetas creen que quién tendido en el pasto aguza el oído se entera un poco de las cosas que existen entre el cielo y la tierra.
Mirad a esos superfluos, se hacen ricos y sin embargo empobrecen.
Miradas todas del amor, instantes divinos, moristeis prematuramente.
Mucho tienen que hacer los padres para compensar el hecho de tener hijos.
Muchos mueren demasiado tarde y algunos prematuramente. No entra aún en los oídos la doctrina del morir a tiempo.
Nada más hipócrita que la eliminación de la hipocresía.
Negar a Dios será la única forma de salvar el mundo.
No alrededor de los inventores de estrépito nuevo, sino en torno de los inventores de valores nuevos gira el mundo, silenciosamente.
No cometas la cobardía de dejar tus hechos en la estacada.
No es licito querer devolver y restituir lo que el amor da: en el mar del amor debe estar ahogado todo instinto de restituci6n.
No había aprendido aún a reír y a gozar de la belleza.
No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de meterse en tu vida, no temas; míralo a la cara y con la frente bien levantada.
No me entienden; yo no soy la boca que sepa llegar a esos oídos.
No miente sólo el que habla contrariando su propio saber, sino sobre todo el que habla contrariando su propio no saber.
No pensaban suficientemente hondo, así que su sentir no descendía hasta los fondos.