Olvida uno su falta después de haberla confesado a otro, pero normalmente el otro no la olvida.
"Sé al menos mi enemigo": así habla el verdadero respeto que no se atreve a implorar amistad.
Apenas si me vino ella más que como un abrir y cerrar de ojos divinos, como instante.
Ay, también a vosotros, almas grandes, os susurra él al oído sus siniestras mentiras.