No ser bueno más que para sí es no ser bueno para nada.
No sirven de nada las desgracias a aquel que no aprenda en ellas.
No soy lo suficientemente joven como para saberlo todo.
No soy tan joven como para saberlo todo.
No te acostumbres a todo lo bueno que obtienes, para que puedas seguirlo viendo.
No te haces mayor cuando cambias de estatura, te haces mayor cuando crees que sirves para corresponder a tus responsabilidades.
No tengo nada porque no lo tengo. Nunca creí que él fuese todo para mí y que, despegada de él, fuese un montón de basura
No tengo tiempo para considerarme un inmortal del arte. Hago películas sólo para entretener a la gente y las hago tan honradamente como puedo.
No tengo tiempo para tener prisa.
No vayas contra lo que es justo para conseguir el elogio de los demás.
No vinimos a este mundo para ver pasar las liebres.
No viviré si no es para buscarte y cruzaré el dolor para adorarte.
Noble cosa es, aún para un anciano, el aprender.
Nos apresuramos a pasar por alto los pasos previos a la programación, para tener tiempo de arreglar los errores cometidos por apurarnos a pasar a la programación.
Nos damos bien a la pena y nos imponemos privaciones para curar el cuerpo; se puede, pienso, hacer lo mismo para curar el alma.
Nuestra cabeza es redonda para permitir al pensamiento cambiar de dirección.
Nuestra lealtad es para las especies y el planeta. Nuestra obligación de sobrevivir no es sólo para nosotros mismos sino también para ese cosmos, antiguo y vasto, del cual derivamos.
Nuestra vida es como un sueño. Pero en las mejores horas nos despertamos lo suficiente como para darnos cuenta de que estamos soñando. La mayor parte del tiempo, sin embargo, estamos profundamente dormidos.
Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en Él.
Nunca consideres el estudio como un deber, sino como una oportunidad para penetrar en el maravilloso mundo del saber.
Nunca eres demasiado viejo para tener otra meta u otro sueño.
Nunca es tarde para bien hacer; haz hoy lo que no hiciste ayer.
Nunca es tarde para el arrepentimiento y la reparación.
Nunca es tarde para no hacer nada.
Nunca falta al avariento razón para negar.