Los niños adivinan qué personas los aman. Es un don natural que con el tiempo se pierde.
Los que saben mucho se admiran de pocas cosas, y los que no saben nada se admiran de todo.
Los sabios hablan porque tienen algo que decir. Los tontos hablan porque tienen que decir algo.
Los viejos lo creen todo; los adultos todo lo sospechan; mientras que los jóvenes todo lo saben.
Luego que has soltado una palabra, ésta te domina; pero mientras no la has soltado eres un domador.
Matar es una estupidez. Nunca debe hacerse nada de lo que no se pueda hablar en la sobremesa.
Me gusta tocar un libro, respirarlo, sentirlo, llevarlo... ¡es algo que una computadora no ofrece!.