Un hombre preocupado por el bien público, por la humanidad, por la verdadera religión, ha publicado, en uno de sus escritos a favor de la inocencia, que los tribunales cristianos han condenado a muerte a más de cien mil pretendidos brujos. Si juntamos a esas masacres jurídicas el número infinitamente mayor de herejes inmolados, esta parte del mundo no parecerá más que un vasto cadalso cubierto de verdugos y de víctimas, rodeado de jueces, esbirros y espectadores.
Un intelectual dice una cosa simple de un modo difícil. Un artista dice algo difícil de modo simple.
Una verdadera anarquía es el elemento generador de la religión. De la destrucción de todo lo posible, levanta ésta su gloriosa cabeza cual nueva creadora del mundo.
Una voz fuerte no puede competir con una voz clara, aunque esta sea un simple murmullo.
¡Eres! Y tan desnuda, tan continua, tan simple que el mundo vuelve a ser fábula irresistible.
¿cómo se puede tener orden en un estado sin religión? la religión es un formidable medio para tener quieta a la gente.