Debe haber algo extrañamente sagrado en la sal: está en nuestras lágrimas y en el mar.
Dos especies de lágrimas tienen los ojos de la mujer: de verdadero dolor y de despecho.
Economizad las lágrimas de vuestros hijos a fin de que puedan regar con ellas vuestra tumba.
El dolor que no se desahoga con lágrimas puede hacer que sean otros órganos los que lloren.
La música debe hacer saltar fuego en el corazón del hombre, y lágrimas de los ojos de la mujer.
Las lágrimas derramadas son amargas, pero más amargas son las que no se derraman.