Quien no dice mal de las mujeres, ciertamente no las ama: porque la manera más profunda de sentir alguna cosa está en sufrirla.
Quien no es envidiado, no es digno de serlo.
Quien no es más que justo, es duro.
Quien no está conmigo, está contra mí.
Quien no está ocupado en nacer, está ocupado en morir.
Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen.
Quien no estima la vida no la merece.
Quien no ha afrontado la adversidad no conoce su propia fuerza.
Quien no ha llegado lejos nunca, que espere, que el tiempo se lo dará todo.
Quien no ha probado lo amargo no sabe lo que es dulce.
Quien no ha tenido tribulaciones que soportar, es que no ha comenzado a ser cristiano de verdad.
Quien no haya sufrido lo que yo, que no me de consejos
Quien no oye consejo, no llega a viejo.
Quien no perdona a tiempo, sufre un tiempo.
Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde.
Quien no sabe bailar dice que los tambores no valen para nada.
Quién no sabe bailar le echa la culpa al piso.
Quien no sabe de abuelo, no sabe de bueno.
Quien no sabe mostrarse cortés, va al encuentro de los castigos de la soberbia.
Quien no se aventura, no cruza la mar.
Quien no se resuelve a cultivar el hábito de pensar, se pierde el mayor placer de la vida.
Quien no sienta amor, deberá aprender a adular o no saldrá nunca a flote.
Quien no tiene cabeza, ha de tener pies.
Quien no tiene confianza en el hombre, no tiene ninguna en Dios.
Quien no tiene enemigos, tampoco suele tener amigos.