Nada perturba tanto la vida humana como la ignorancia del bien y el mal.
Nada pesa tanto como el corazón cuando está cansado.
Nada resiste tanto como lo provisional.
Nada se parece tanto a la ingenuidad como el atrevimiento.
Nada tarda tanto como aquello que no se empieza.
Nadie envejece por el mero hecho de vivir un cierto numero de años. Se envejece por el abandono de los ideales.
Nadie es tan viejo que no pueda vivir un año más, ni tan mozo que hoy no pudiese morir.
Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir.
Nadie puede sospechar cuántas idioteces políticas se han evitado gracias a la falta de dinero.
Ningún escritor joven desea tanto la crítica constructiva como la alabanza.
No busques al amigo para matar las horas, sino búscale con horas para vivir.
No consiste la felicidad de nuestra vida en vivir, sino en vivir bien.
No es posible vivir sin libros.
No está la felicidad en vivir, sino en saber vivir.
No existe el amor, sino las pruebas de amor, y la prueba de amor a aquel que amamos es dejarlo vivir libremente.
No existe una escuela que enseñe a vivir.
No hablaríamos tanto en sociedad si nos diéramos cuenta del poco caso que hacen los demás de lo que decimos.
No hay cosa de la que tenga tanto miedo como del miedo.
No hay cosa que los humanos traten de conservar tanto, ni que administren tan mal, como su propia vida.
No hay deber más necesario que el de dar las gracias.
No hay deber que descuidemos tanto como el deber de ser felices.
No hay hombre, por viejo que esté, que no piense que puede vivir otro año.
No hay más que una manera de ser feliz: vivir para los demás.
No hay nada ilimitado que interesa tanto al hombre como la sensacíon de un beso; siempre con la sensación de estar al borde del abismo.
No hay nada más bello que vivir.