Como blasfemo es el que abandona a su padre, maldito del Señor es quien irrita a su madre.
El autor que habla de sus propios libros es peor que la madre que sólo habla de sus hijos.
El corazón de una madre es un abismo profundo en cuyo fondo siempre encontrarás perdón.
El ser más importante no es el padre ni la madre, sino el niño, pues de él depende el futuro.