Cada día el sol ilumina un mundo nuevo.
Cada niño que viene al mundo nos dice: Dios aún espera del hombre.
Cada uno en este mundo tiene su ventanita, los unos grandes, los otros chica.
Cada uno somos nuestro propio demonio y hacemos de este mundo nuestro infierno.
Cambia tus pensamientos y cambias tu mundo.
Casi todas las cosas buenas que suceden en el mundo, nacen de una actitud de aprecio por lo demás.
Ciertas personas, en el afán de querer construir un mundo donde ninguna amenaza externa pueda penetrar, aumentan exageradamente sus defensas contra el exterior y dejan su interior desguarnecido.
Claro que vivimos en un mundo en el que nadie es quien dice ser.
Como muñecas mecánicas se puede ver el mundo con ojos de porcelana y dormir año tras año, en una caja de terciopelo entre paletas y tul con el cuerpo relleno de paja se puede, a cada escandalosa caricia, sin ninguna razón gritar: Oh, que feliz soy!.
Como no estás experimentado en las cosas del mundo, todas las cosas que tienen algo de dificultad te parecen imposibles.
Con bolsillo ajeno, todo el mundo es limosnero.
Con buenas palabras y mejores hechos, conquistaras el mundo entero.
Contemplado el mundo se puede dudar de la mujer; pero ya no es posible dudar más mirando la propia madre.
Corre por el mundo una conjura general y permanente contra dos cosas, a saber, la poesía y la libertad. La gente de buen gusto se encarga de exterminar a la primera, y la gente de orden de perseguir a la segunda.
Creo en la vida eterna en este mundo, hay momentos en que el tiempo se detiene de repente para dar lugar a la eternidad.
Creo que las mujeres sostienen el mundo en vilo, para que no se desbarate mientras los hombres tratan de empujar la historia. Al final, uno se pregunta cuál de las dos cosas será la menos sensata.
Cualquiera puede hacer una cosa, el mérito está en hacer creer al mundo que uno lo ha hecho.
Cuando descubro un ser cálido descubro la frialdad del mundo.
Cuando Dios creó el Mundo vio que era bueno. ¿Qué dirá ahora?
Cuando el villano está en el mulo, no conoce a dios ni al mundo.
Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él.
Cuando las mujeres hablan, el mundo calla.
Cuando me encuentro con alguna idea que no es de este mundo, siento como si se ensanchara este mundo.
Cuando se tienen veinte años, uno cree haber resuelto el enigma del mundo; a los treinta reflexiona sobre él, y a los cuarenta descubre que es insoluble.
Cuando sonrió el hombre, el mundo lo amó. Cuando rió, le tuvo miedo.