No tengo nada porque no lo tengo. Nunca creí que él fuese todo para mí y que, despegada de él, fuese un montón de basura
No tengo tiempo para considerarme un inmortal del arte. Hago películas sólo para entretener a la gente y las hago tan honradamente como puedo.
No tengo tiempo para tener prisa.
No vale la pena molestarse en matarse porque uno siempre se mata demasiado tarde.
No vayas contra lo que es justo para conseguir el elogio de los demás.
No vinimos a este mundo para ver pasar las liebres.
No vivimos nunca, sino que esperamos vivir; y disponiéndonos siempre a ser felices, es inevitable que no lo seamos nunca.
No viviré si no es para buscarte y cruzaré el dolor para adorarte.
Noble cosa es, aún para un anciano, el aprender.
Nos apresuramos a pasar por alto los pasos previos a la programación, para tener tiempo de arreglar los errores cometidos por apurarnos a pasar a la programación.
Nos condenamos siempre por lo que decimos, no por lo que hacemos.
Nos damos bien a la pena y nos imponemos privaciones para curar el cuerpo; se puede, pienso, hacer lo mismo para curar el alma.
Nuestra cabeza es redonda para permitir al pensamiento cambiar de dirección.
Nuestra envidia dura siempre más que la dicha de aquellos que envidiamos.
Nuestra lealtad es para las especies y el planeta. Nuestra obligación de sobrevivir no es sólo para nosotros mismos sino también para ese cosmos, antiguo y vasto, del cual derivamos.
Nuestra vida es como un sueño. Pero en las mejores horas nos despertamos lo suficiente como para darnos cuenta de que estamos soñando. La mayor parte del tiempo, sin embargo, estamos profundamente dormidos.
Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en Él.
Nunca comiences una pelea, pero siempre termínala.
Nunca consideres el estudio como un deber, sino como una oportunidad para penetrar en el maravilloso mundo del saber.
Nunca eres demasiado viejo para tener otra meta u otro sueño.
Nunca es tarde para bien hacer; haz hoy lo que no hiciste ayer.
Nunca es tarde para el arrepentimiento y la reparación.
Nunca es tarde para no hacer nada.
Nunca falta al avariento razón para negar.
Nunca he odiado a un hombre tanto como para devolverle sus diamantes.