A quien nos justifica nuestra desconfianza llamamos enemigo, ladrón de una esperanza.
Es preciso considerar el pasado con respeto y el presente con desconfianza si se pretende asegurar el porvenir.
La amistad termina donde la desconfianza empieza.
La desconfianza es la madre de la seguridad.
Los celos, dentro de la pareja, son una prueba irrefutable de desconfianza, y donde gobierna la desconfianza, no puede reinar el amor.
Tu desconfianza me inquieta y tu silencio me ofende.
¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza?