No hay mejor poema que el que escribes con tus besos sobre mi piel.
Mis miedos desaparecen cuando me abrazas y me susurras al oído qué amas.
Te quiero así porque una vez me viste temblar y en vez de taparme, te desnudaste conmigo.
Cómo no buscarte si te amo. Cómo no escribirte si te pienso. Cómo no desearte si te sueño. Cómo no importarme tu vida, si te quiero.
Tropecé con tu sonrisa, no me bastó y al final me quiero quedar con todo.
Con palabras puedes tener mi cuerpo vibrando entre tus manos, pero con hechos tendrás mi alma desnuda entre tus brazos.
Te quiero así, a silencios bajos y a latidos fuertes. No sé de cuántas maneras, pero de todas te quiero...
Quédate en silencio. Quédate conmigo. Aunque te vayas...
Me susurraste te amo, me miraste y entonces se detuvo el tiempo.
El reloj es el dueño del tiempo, pero tú eres el dueño de mi tiempo...
Para mí no hay mejor pasatiempo, que pensar en ti, ni mejor ocupación que amarte.
Bésame y verás las estrellas, ámame y yo te las daré...
La sonrisa que me falta hoy aquí, está allá colgando de tu boca.
Eres lo que más pienso de día y de noche, porque mis sentimientos más fuertes ya llevan tu nombre.
Estrellarme en tu boca sería un grave accidente, pero asumo con todo placer las consecuencias.
De tanto soñarte, mi almohada ya se aprendió tu nombre y me recita de madrugada todo lo que te digo en sueños.
De tanto que sueño contigo, no sé si te tengo en mi mente, en mi vida o en mi corazón...
Tus besos son como pepitas de oro para mí, sin un gran valor, pero preciosas, porque me indican que hay una mina cerca.
La sonrisa es mía, pero el motivo eres tú...
No me desespero, pero no olvides que aquí te espero.