Mi amor sabe aguardar. No es impaciente: su deseo es arroyo, y no torrente que hacia ti, con certeza, sigue andando.
Mi amor, dices que no hay amor a menos que dure para siempre. Tonterías, hay episodios mucho mejores que la obra entera.
Mi amor, mi amor... en la palma de mi mano agraces bayas.
Mi amor... mi fe... instilarán en tu pecho una calma preternatural. Descansarás por el cuidado... te pondrás mejor... y si no, Helen, si murieras.... entonces al menos aferraría yo tu mano querida en la muerte, y gustosamente... oh, alegremente, descendería contigo a la noche de la tumba.
Mi corazón único y noble tiene sus testigos en todos los países del amor que a tientas despertarán; y cuando el sueño ciego caiga sobre los sentidos en acecho será sensual el corazón aunque haya cinco ojos que se quiebren.
Miradas todas del amor, instantes divinos, moristeis prematuramente.
Mis venas no terminan en mí, sino en la sangre unánime de los que luchan por la vida, el amor, las cosas, el paisaje y el pan, la poesía de todos.
Muchas veces lo imposible es lo no intentado.
Mucho amor germina en la casualidad; tened siempre dispuesto el anzuelo, y en el sitio que menos lo esperáis encontraréis pesca.
Muere mucha más gente de enfermedades venéreas que de amor.
Muere un amor en mitad de la esperanza y un silencio sepulta su cadáver de pájaro
Muy frecuentemente las lágrimas son la última sonrisa del amor.
Nada es pequeño en el amor. Aquellos que esperan las grandes ocasiones para probar su ternura no saben amar.
Nada hay, para el amor, como la tierra; ignoro si existe mejor sitio.
Nada más santo en esta vida nuestra que la primera revelación del amor, el palpitar primero de sus alas de seda.
Nadie tiene dominio sobre el amor, pero el amor domina todas las cosas.
Ni rosas sin espinas, ni amor sin celos.
Ningún amor es más verdadero que aquel que muere sin haber sido revelado.
No ames a quien no admires. El amor sin admiración sólo es amistad.
No buscamos la sociedad por amor a ella misma, sino por los honores o los beneficios que puede reportarnos.
No creo que existan reglas sobre los asuntos del amor y la cantidad de compasión que conllevan.
No debemos desear lo imposible.
No es el amor lo que es ciego, sino los celos.
No es licito querer devolver y restituir lo que el amor da: en el mar del amor debe estar ahogado todo instinto de restituci6n.
No es otra cosa la amistad que un sumo consentimiento en las cosas divinas y humanas con amor y benevolencia.