Querer las mismas cosas y no querer las mismas cosas, esa, en el fondo, es la verdadera amistad.
Si juzgamos el amor por la mayor parte de sus efectos, se parece más al odio que a la amistad.
Si los ciudadanos practicasen entre sí la amistad, no tendrían necesidad de la justicia.
Si tu mejor amigo te incrusta un puñal en la espalda... desconfía de su amistad.
Un hombre desenfrenado no puede inspirar afecto; es insociable y cierra la puerta a la amistad.