Las espinas de la vida se trocarán en flores para toda la eternidad.
Las estadísticas son al mundo lo que el poste al borracho. Sirven para sostenerlo, no para mejorarlo.
Las experiencias más provechosas son siempre las peores.
Las flores son para los muertos.
Las frases no son para analizarlas, si no para aplicarlas en la vida.
Las fuerzas que se asocian para el bien no se suman, se multiplican.
Las grandes naciones han actuado siempre como gánsteres, y las pequeñas como prostitutas.
Las grandes promesas son siempre muy sospechosas.
Las guerras se hacen para producir deudas.
Las ideas solo son exóticas, para el que no tiene ideas.
Las lágrimas son inútiles, a menos que esté el marido presente para verlas derramar.
Las lecturas que se hacen para saber no son, en realidad, lecturas. Las buenas, las fecundas, las placenteras son las que se hacen sin pensar que vamos a instruirnos.
Las leyes se han hecho para el bien de los ciudadanos.
Las luces están dispuestas para iluminarnos desde el pasado.
Las malas leyes hallarán siempre, y contribuirán a formar, hombres peores que ellas, encargados de ejecutarlas.
Las más elementales faltas de educación son las que más me han desarmado siempre.
Las matemáticas se escriben para los matemáticos.
Las matemáticas son una ciencia exacta: siempre sabes que las vas a suspender.
Las matemáticas son una gimnasia del espíritu y una preparación para la filósofia.
Las mejores cartas de amor de una mujer son siempre las escritas al hombre que está traicionando.
Las mujeres feas son celosas de sus maridos. Las bonitas no tiene tiempo, ¡están siempre tan ocupadas en estar celosas de los maridos de los demás. . . !.
Las mujeres han sido hechas para ser amadas, no para ser comprendidas.
Las mujeres lo negaran o lo aceptaran, pero lo que siempre quieren es que se lo pidamos.
Las mujeres necesitamos la belleza para que los hombres nos amen, y la estupidez para que nosotras amemos a los hombres.
Las multitudes siempre se alimentan de "epidemias psíquicas".