Cuando empecé a contar mis bendiciones, toda mi vida se dio la vuelta.
Es imposible ser negativo mientras damos gracias.
Si un hombre no está agradecido por lo que tiene, es probable que no llegue a estar agradecidos por lo que va a conseguir.
Sólo podemos decir que vivimos en esos momentos cuando nuestros corazones están conscientes de nuestros tesoros.
Lo que hacemos por nosotros mismos muere con nosotros. Lo que hacemos por otros y el mundo permanece y es inmortal.
Siempre en el Día de Acción de Gracias, el corazón se encuentra el camino a casa.
Sólo hay dos maneras de vivir tu vida. Una es como si nada fuera un milagro. La otra es como si todo fuera un milagro.
No es lo que decimos sobre nuestras bendiciones, sino cómo los usamos, es la verdadera medida de nuestra acción de gracias.
El receptor agradecido lleva una cosecha abundante.
A menudo damos por hecho las mismas cosas que más merecen nuestra gratitud.