La voz del intelecto es apagada, pero no descansa hasta haber logrado hacerse oÃr, y siempre termina por conseguirlo después de ser rechazada infinitas veces. Sigmund Freud
La voz del intelecto es apagada, pero no descansa hasta haber logrado hacerse oÃr, y siempre termina por conseguirlo después de ser rechazada infinitas veces.