De los defectos sólo se da cuenta el desamorado; de ahi que para verlos tengamos que volvernos también desamorados, aunque no más de lo necesario.
Gustave Flaubert
De los defectos sólo se da cuenta el desamorado; de ahi que para verlos tengamos que volvernos también desamorados, aunque no más de lo necesario.
Gustave Flaubert