Engañar a los hombres de uno en uno es bastante más difÃcil que engañarlos de mil en mil. Por eso el orador tiene menos mérito que el abogado o el curandero. Santiago Rusinol i Prats
Engañar a los hombres de uno en uno es bastante más difÃcil que engañarlos de mil en mil. Por eso el orador tiene menos mérito que el abogado o el curandero.