Asà como los ojos de los murciélagos se ofuscan a la luz del dÃa, de la misma manera a la inteligencia de nuestra alma la ofuscan las cosas evidentes. Aristoteles
Asà como los ojos de los murciélagos se ofuscan a la luz del dÃa, de la misma manera a la inteligencia de nuestra alma la ofuscan las cosas evidentes.