. . . Es absolutamente cierto, con toda la honrada verdad de que es susceptible la palabra humana -con toda la escrupulosa exactitud de quien considera un crimen alimentar esperanzas polÃticas que no tienen razón de existir-por el placer mezquino de hacer triunfar la vanidad ridÃcula, o el interés sórdido -o de disimular-su capa de fáciles combate y cómodas oposiciones, inveteradas y reales flaquezas. Y asÃ, si se cae, se cae con una hermosa compañÃa.
Jose Marti