Nuestras ilusiones no tienen lÃmites; probamos mil veces la amargura del cáliz y, sin embargo, volvemos a arrimar nuestros labios a su borde. Francois Rene De Chateaubriand
Nuestras ilusiones no tienen lÃmites; probamos mil veces la amargura del cáliz y, sin embargo, volvemos a arrimar nuestros labios a su borde.