Cuando entro en mi cuarto solitario después de un fracaso, éste no me hiere. Pero si estuviese obligado a encontrarme con los ojos interrogadores de mi mujer y tener que decirle que he fallado nuevamente. . . No podrÃa soportarlo. Johannes Brahms
Cuando entro en mi cuarto solitario después de un fracaso, éste no me hiere. Pero si estuviese obligado a encontrarme con los ojos interrogadores de mi mujer y tener que decirle que he fallado nuevamente. . . No podrÃa soportarlo.