(...) fue argüido que usaba de manjares delicados, mas al que le reprendió le cerró la boca y confundió de esta manera: ¿Y no comprarÃas estos manjares si te diesen por un ardite? Y como el contrario dijese que sÃ, le respondió Aristipo: Pues te hago saber que yo no me doy tanto al deleite cuanto tú a la avaricia, porque es cierto que si de gracia o por pocos dineros tú pudieses haber estas cosas, tú usarÃas de ellas más largamente que yo. Asà que los tales con más razón deben ser tenidos por avarientos que por muy templados.
Erasmo De Rotterdam