El amor desea, el temor evita. A eso se debe la imposibilidad de que alguien sea amado y respetado a la vez por la misma persona, al menos en el mismo espacio de tiempo. Pues quien respeta reconoce el poder, es decir, lo teme: su estado es el temor respetuoso. Pero el amor no reconoce ningún poder, nada que separe, diferencie, anteponga o subordine. Como el amor no respeta, las personas ávidas de respeto son secreta o públicamente reacias a ser amadas.
Friedrich Nietzsche