En vano escarba el soñador en sus viejos sueños, como si fueran ceniza en la que busca algún rescoldo para reavivar la fantasÃÂa, para recalentar con nuevo fuego su enfriado corazón y resucitar en él una vez más lo que antes habÃÂa amado tanto, lo que conmovÃÂa el alma, lo que enardecÃÂa la sangre, lo que arrancaba lágrimas de los ojos y cautivaba con espléndido hechizo.
Fiodor Mijailovich Dostoievski