Es funesto que nos acostumbremos a reconocer como ejemplos de sana belleza algunas obras clásicas, que acaso son objetivamente muy valiosas, pero que no causan deleite. Jose Ortega y Gasset
Es funesto que nos acostumbremos a reconocer como ejemplos de sana belleza algunas obras clásicas, que acaso son objetivamente muy valiosas, pero que no causan deleite.