Tenemos el deber, más allá de nuestras preocupaciones personales, más allá de nuestros hábitos cómodos, de fijarnos un objetivo por sobre nosotros mismos, y esforzarnos por alcanzarlo, desdeñando las risas, el hambre y la muerte. No sólo alcanzarlo. Un alma altiva cuando alcanza su objetivo, lo desplaza aun más lejos. No alcanzarlo, sino no detenernos nunca en nuestra ascensión. Es el único medio de dar nobleza y unidad a la vida.
Nikos Kazantzakis