Cuando mis cronopios hicieron algunas de las suyas en Corrientes y Esmeralda, una heminente intelectual exclamó: ¡qué lástima, pensar que era un escritor tan serio!. Julio Cortazar
Cuando mis cronopios hicieron algunas de las suyas en Corrientes y Esmeralda, una heminente intelectual exclamó: ¡qué lástima, pensar que era un escritor tan serio!.