Los atenienses aconsejaban a Diógenes que tomase orden de sacerdote y se consagrase, diciendo que los que asà eran ordenados tenÃan después señorÃo en el cielo. A esto respondió Diógenes: Ciertamente ésta es cosa de reÃr si pensamos que Argesilao y Epaminondas están en el infierno y Patecio ladrón y otros tales como él están en el cielo, y esto porque tomaron orden sacerdotal. Gravemente reprendió la mala costumbre de los sacerdotes de aquel tiempo, los cuales por sus intereses persuadÃan a los hombres ignorantes y supersticiosos que si tomaban aquella orden o seña sacerdotal serÃan bienaventurados después de esta vida. Siendo cierto que la bienaventuranza está aparejada con aquellos que con buenas obras la merecen, tengan órdenes o no.
Erasmo De Rotterdam