Si un rostro hermoso es una carta de recomendación, un buen corazón es una letra de crédito.
Si usted tiene mucho, dé algunas de sus posesiones; si usted tiene poco; dé algo de su corazón.
Si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol.
Siempre, amor... (¡Y estas dos palabras naúfragas, entre alma y piel clavadas contra el viento!).